De caza con Papá y Mamá { Bella & Ed }

Genial. Ahora encima debía acompañarlos a cazar, por si fuera poco. Mamá me decía que últimamente estaba muy rebelde, y demasiado inaguantable. Poco me importaba lo que ella dijera, sinceramente. Pues lo único que de verdad valía la pena allí, eran los amigos que había hecho en el instituto y en el colegio, y Jake. Bueno, con mi familia estaba de lujo, y los quería mucho. Eso no podía negarlo. Pero mis padres me ponían de los nervios con todas esas normas y reglas que me ponía cada dos por tres. “No salgas muy tarde con moto” o “cuidado con lo que haces, jovencita” y cosas por el estilo, que me ponían de los nervios. DIOS, un poco de tranquilidad no estaría nada mal. Pero NO. Parecía que la tranquilidad se había esfumado de mi lado. Argh, hasta el moño estaba ya. Peor bueno, era lo que me había tocado vivir, y ahí estaba. Poniéndome un atuendo cómodo para ir a correr un ratito por el bosque.

Noté y oí el crujir y de una rama debajo de mi zapatilla. Bajé mi mirada al suelo, y entonces pude ver como mis zapatillas blancas estaban totalmente llenas de barro. Tía Alice iba a darme una buena si llegaba así a casa. La noche anterior había llovido, y ahora estaba todo encharcado. Feísimo. Pero a mis padres parecía importarles un pimiento seco. Así que solo murmuré un “vaya mierda de día” y me crucé de brazos, sin querer hacer nada de nada en esos momentos. Solo quería estar con una persona nada más. Y esa tenía rabo, y pelo en la espalda. Y no, no era un hombre peludo, sino un licántropo de lo más intrépido. Y sobretodo… mi mejor amigo y confidente.

Si es que existía alguna entidad superior en algún lugar recóndito del espacio, Edward le clamaba por paciencia. Él se autodefinía si mismo como un hombre más bien tranquilo, que pocas veces perdía las riendas de la situación, pero con Renesmee y toda su rebeldía se le estaba haciendo bastante difícil. Terriblemente difícil. Su hija no hacía más que desobedecer sus reglas que no iban más allá del índice de lo racional y lo óptimo; se escaba para ver al chucho, les contestaba de mala manera, y parecía siempre estar de mal humor. Edward sabía que estaba en aquella etapa difícil de la adolescencia, donde los impulsos eran más fuertes que la mente, pero aún así había momentos en que Edward, por más que la quisiese, simplemente no podía aguantarla, y sabía que Bella tampoco.

Los pensamientos de su hija le hacían negar con la cabeza continuamente, su juvenil mente sólo parecía calmarse cuando pensaba en Jacob, porque cada vez que pensaba en él y Bella y en las normas que para Edward eran de lo más normales, su mente parecía caer en un estado de caos, donde el enojo primaba ante cualquier sentimiento. Miró a Bella a un lado de él, y le sonrió de manera cálida, para luego escuchar el comentario de su hija y ver como su mujer se lo reprochaba. Edward suspiró agotado cuando Bella le miró en busca de ayuda.

-Renesmee, por favor – Pidió Edward tratando de sonar calmado – No hagas esto más difícil – Agregó mirando a su hija con el ceño un tanto fruncido – Tu madre tiene razón, últimamente no pasas tiempo en la casa y ni hablar de tu comportamiento…que claramente no es el más adecuado – Musitó el vampiro negando con la cabeza.